viernes, 29 de agosto de 2008

Cadena perpetua para dos asesinos


Domingo Bussi

y Benjamín Menéndez

fueron condenados a prisión perpetua por el secuestro y la desaparición del senador provincial Guillermo Vargas Aignasse.
El Tribunal Oral Penal de Tucumán los encontró culpable de asociación ilícita, desaparición forzada, violación de domicilio, violación ilegítima de la libertad agravada, condiciones tortuosas de detención, aplicación de tormentos reiterados y homicidio calificado, delitos de lesa humanidad cometidos entre el 24 de marzo y el 6 de abril de 1976.



El senador provincial Guillermo Vargas Aiganasse era un respetado ciudadano argentino, que sin armas, como tantos otros, obreros, estudiantes, profesores y cintíficos, fue víctima de la mente asesina de Bussi, que cree en su alucinación, que hubo un guerra contra este hombre sin más armas que sus ideales democráticos.






LA GUERRILLA YA HABÍA SIDO DERROTADA DIJO ACDEL VILAS


Domingo Bussi comenzó su vida pública en diciembre de 1975, cuando reemplazó al frente del Operativo Independencia a el general Acdel Vilas, quien en esa oportunidad anunció que la guerrilla tucumana había sido derrotada. Bussi, entonces, comenzó a matar y torturar gente que no pensaba como él. Secuestró en dos años 400 personas y sólo una de cada cinco víctimas tenía militancia política o gremial. Nueve de cada diez ciudadanos fueron secuestrados de sus domicilios o lugares de trabajo por personas armadas que actuaban en superioridad númérica de 15 a 1.



LOS HORRORES DE BUSSI


El ex gendarme Omar Torres, se explayó sobre torturas, uñas arrancadas con tenazas y hombres enterrados hasta el cuello. Relató que: “Bussi se apersonaba y daba la orden con un disparo ejecutando a una persona, sus subordinados remataban al resto, que caían a un pozo, para luego echarles leña, aceite y gomas de automóviles iniciando una gran fogata. En el método de entierro en vida obligaban a los detenidos a rezar el Ave María y los exhortaban a dar gracias por haber vivido un día más.
Cuando se conocieron las cuentas secretas, en bancos de Suiza y Luxemburgo, dijo que: “son imperfecciones propias de mi naturaleza humana”

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